Cuando Steve Blank apareció en la portada de la revista Wired hace 19 años, su empresa en esos momentos, Rocket Science Games, se esperaba que iba a revolucionar la industria de los videojuegos. En esa época, Blank no dejó que el escepticismo de los críticos le perturbara. "Pensaba que era un genio", decía.
Tres meses más tarde, cuando llamó a su madre para decirle que estaba a punto de perder 35 millones de dólares de inversores, ya no se sintió más un genio. "Tenía un montón de opciones, incluida la de dejar de fumar", dijo. "Aprender del fracaso fue para mí una de las mejores experiencias de mi vida."
Fuente: eureka-startups.com
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